¿Cómo puedo ayudar a mis hijos en los estudios?

Los malos resultados académicos no tienen tanto que ver con la capacidad intelectual del estudiante, como con su escasa concentración o su nulo manejo de las técnicas de estudio.
Muchos padres observan con desesperación cómo sus hijos pueden pasarse horas delante de los libros, para luego recibir malas notas en el examen. Este problema, sin embargo, tiene solución. A veces, no se trata de estudiar más, sino de estudiar mejor. Sin un método adecuado, las horas de estudio resultan poco productivas y pueden conllevar malos resultados que provoquen la desmotivación del alumno. La desmotivación y la ausencia de hábitos de estudio adecuados son algunas de las causas del temido fracaso escolar. 
 Resultado de imagen de padres e hijos estudiando

Podemos decir que existen cuatro tipo de factores que afectan al éxito académico:
1. Factores internos: son los que dependen sólo de uno mismo. Algunos son relativamente estables como la capacidad intelectual o las habilidades personales en una asignatura concreta. Otros factores sí pueden sufrir modificaciones importantes como el nivel de atención, el grado de motivación o el autoconcepto,...
Como padres debemos estar atentos para detectar aquellas dificultades que pueden surgir en la trayectoria escolar de nuestros hijos y reforzar y estimular aquellos aspectos que necesite: incrementar su nivel de atención con ejercicios y juegos, proporcionarle pautas para facilitar la memorización, aportar alicientes que aumenten su interés por el estudio,...
Debemos transmitirle que confiamos en sus posibilidades y que con esfuerzo pueden alcanzar aquello que se propongan. Debemos estar atentos a ese "lenguaje negativo" que en ocasiones utilizan los estudiantes: "no puedo con este tema", "se me da fatal esta asignatura", "voy a suspender",... lo único que hace es minar la confianza que tienen en ellos mismos.

2. Factores ambientales: se refieren al lugar de estudio y a sus características. Debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Proporcionarles un lugar de estudio tranquilo y silencioso, sin interrupciones.
- El lugar debe estar ordenado y con los materiales de estudio a mano.
- Tiene que tener una buena iluminación, preferiblemente natural y disponiendo la artificial de modo que no haya un claro contraste luz-oscuridad y que entre por el lado opuesto a la mano con la que escriben. 
- La mesa y la silla deben estar situadas de forma que la posición de su espalda sea adecuada: recta y apoyada.



3. Hábitos de estudio: una conducta que se repite, se establece como hábito a partir de ese momento y nos supone menos esfuerzo. Ese tiene que ser el objetivo: establecer conductas de forma permanente. 
En clase: deben estar atentos a las explicaciones del profesor y no quedarse con dudas. Si nuestro hijo se distrae con facilidad, podemos recomendarle que tome notas para obligarse a estar atento durante la explicación.
En casa: es conveniente que estudien siempre en el mismo lugar y que tengan su horario de estudio. Es necesario que vean ese horario como suyo y que así lo sientan, que no lo vean como una imposición, sino como una obligación que ellos asumen.


 4. Técnicas de estudio: se refiere a las estrategias que usamos a la hora de estudiar. Cómo leemos, el subrayado, los esquemas, las estrategias de memorización,...
Existe un método llamado ELSER3 que nos puede ayudar para enseñar estas técnicas a nuestros hijos. Cada letra indica una fase del proceso de aprendizaje, consiste en:
  • EXPLORACIÓN: es importante hacer una lectura rápida del texto para captar la estructura y las ideas fundamentales.
  • LECTURA: la siguiente fase es realizar una lectura en profundidad, comprendiendo cada una de las palabras e ideas del texto.
  • SUBRAYAR: resaltaremos aquellas palabras fundamentales. No es recomendable subrayar frases completas, ya que así pierde su valor visual.
  • ESQUEMATIZAR: aquí comienza la elaboración del material que hay que aprender. Tiene que ser escueto y permitir en un golpe de vista captar la estructura e ideas relevantes del mismo.
  • RESUMIR: con sus propias palabras, el niño tiene que saber expresar lo que ha leído. No consiste en copiar, hay que evitar que sólo transcriban ya que esto es una tarea mecánica que no les obliga a elaborar la información.
  • RETENER: se puede memorizar por repetición, pero lo que realmente asienta la información en la memoria a largo plazo es, de nuevo, la elaboración. De ahí la importancia de proporcionarles trucos o reglas mnemotécnicas.
  • REPASAR: para evitar el olvido, es fundamental ir haciendo repasos de manera periódica para lo cual hay que tener una planificación del estudio. A los dos días del primer estudio, hay que hacer un repaso; pasados cuatro días, otro repaso; a la semana, otro... y así hasta el momento del examen. Con cada repaso, recordarán mejor cada detalle de lo estudiado y con mayor fluidez.  

 

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