Adicción a los videojuegos

La adicción a los videojuegos es uno de los temas que más preocupa a muchos  padres y madres, alarmados por la cantidad de tiempo que emplean sus hijos jugando. La obsesión con este tipo de actividad, dependiendo del grado de dependencia, puede asimilarse en ocasiones al consumo de drogas.


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El pasado año la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió considerar la adicción a los videojuegos como un trastorno, incluyéndolo en la Clasificación Internacional de Enfermedades. Describe la adicción como "un patrón de comportamiento tan grave que prevalece frente a otros intereses vitales, con un deterioro significativo en el ámbito familiar, social, educacional, personal,... 

Mientras, las empresas del sector lanzan toda su artillería para atrapar a los jugadores, cada vez más jóvenes. La última bomba ha sido el Fortnite, un videojuego con más de 45 millones de fans. La obsesión por este juego está afectando a muchos niños y jóvenes y está repercutiendo en su rendimiento escolar e incluso en sus relaciones familiares y sociales. A su éxito ha contribuido que el influencer más seguido (El Rubius) hiciera una convocatoria pública para jugar una batalla del mencionado videojuego a la que accedió a la vez más de un millón de personas. 

La obsesión por los juegos virtuales no alcanza siempre el patrón de enfermedad pero para algunas personas se convierte en un grave problema porque afecta a su bienestar y a formar relaciones sociales sanas en la vida real.

Fortnite ha sido diseñado para activar las regiones cerebrales del placer. El auge de este tipo de juegos radica en que cada vez ofrecen experiencias más potentes y satisfactorias, con mayor sensación de inmersión que refuerzan la repetición. Cuanto más intensas sean las emociones que provocan, mayor será el condicionamiento y por tanto, la dependencia. 

¿Qué trucos utilizan las compañías para atrapar jugadores?
1. Introducen cuotas cuando ya se ha invertido mucho tiempo en el juego, así probablemente consiguen que pagues para poder seguir jugando. 
2. Hacen los juegos progresivamente más difíciles para que siempre sea un reto, pero no demasiado difíciles para evitar la desmotivación.
3. Presentan un elemento social para que compares tu vida con otras personas, y se unan para jugar grupos que participan en el juego como colectivo. Esto te alienta a jugar más porque eres parte de un equipo que depende de ti.
4. Puede incluir recompensas variables o impredecibles, por lo que a veces se gana y otras no. Cuando ganas, obtienes comentarios positivos y recompensas dentro del propio juego. Son refuerzos inmediatos después de cada logro.

¿Cuáles son los principales síntomas de adicción a los videojuegos?
1. Aislamiento social: se traduce en la pérdida de contacto con familia y amigos. A su vez, el aislamiento social puede ser la causa que lleve a la adicción a los videojuegos, ya que estos pueden ser de entretenimiento en solitario, como un medio con el que interactuar indirectamente con otras personas. 
2. Disminución del rendimiento académico: el tiempo dedicado a jugar hace que no se invierta en estudiar, lo que repercute en las notas y en el propio aprendizaje.
3. Uso de los videojuegos como compensación: muchos jóvenes utilizan los videojuegos para canalizar el estrés y la ansiedad acumulados durante el día. 
4. Pérdida de la noción del tiempo: la adicción hace que se pierda la noción del tiempo invertido en jugar. No son conscientes de que esto hace que se retrasen el resto de actividades del día (comer, estudiar, descansar,...) 
5. Dolores y enfermedades posturales: puede desarrollar problemas óseos, de articulación, de circulación,... especialmente en espalda, piernas y manos.
6. Reacciones de ira ante limitaciones para jugar: puede generar un nivel de frustración que derive en estallidos de ira o incluso agresiones físicas hacia las personas, golpes a mobiliario, rotura de objetos,...

¿Cómo pueden los padres afrontar una adicción o una inversión excesiva de tiempo en los videojuegos? 
Debemos tener en cuenta que prohibir no educa, sólo se puede educar con libertad de elección. Hay que formar en el buen uso, en el pensamiento crítico y en llegar a la autorregulación. Si vuestro hijo se enfada, que se enfade. No podemos huir del conflicto, hay que pactar. Los padres deben contribuir limitando la accesibilidad al juego y por supuesto, dando ejemplo. Vosotros, como padres, sois el modelo. Si nosotros mismos no somos capaces de dejar el móvil cuando llegamos a casa, nuestros hijos nos imitarán. Hay que limitar el tiempo y controlar los contenidos, negociar a qué videojuegos puede jugar, cuándo y cuánto tiempo.
Si decidimos dejarles jugar a diario, debemos procurar que no exceda de una hora o hora y media, siempre que haya finalizado sus tareas escolares. Una de las características de Internet es su capacidad de desconexión del entorno y la disminución de la percepción del tiempo que llevamos invertido jugando. No es aconsejable jugar antes de irse a dormir.



¿Qué podemos hacer para desengancharnos del videojuego?
- Lo primero es reconocer que existe el problema. Se trata de una conducta que se escapa de nuestro control y quizá sea necesario ayuda profesional.
- Aunque es una actividad estimulante y gratificante, debemos pensar en aquellas otras cosas que dejamos de hacer. 
- La familia y los amigos tienen un papel crucial: es importante comprender, apoyar y no etiquetar.

Muchos jugadores explican que en el entorno virtual del videojuego se sienten hábiles, capaces, admirados y sin posibilidad de fracasar. Pueden sentir que con el videojuego tienen el éxito asegurado, algo que puede no ocurrir con los estudios, ya que a pesar de estudiar y dedicarle tiempo, a veces puedes obtener malos resultados.




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