¿Cómo comunicarnos con un adolescente?

"De niño lo contaba todo y de adolescente no cuenta nada" "Si intento hablar con él/ella, sólo responde con monosílabos o empezamos una discusión..." 
Seguro que muchos de vosotros habéis dicho en alguna ocasión alguna de estas frases. 
Antes de desanimarnos y desistir de nuestro intento, debemos conocer los dos factores que contribuyen al problema:

1. La búsqueda de independencia: nuestros adolescentes cada vez irán exigiendo mayor independencia para llegar a convertirse en un adulto responsable. Deben aprender progresivamente a ser autónomos. El problema es que algunos exigen más libertad de la que deben tener y hay padres que conceden menos libertad de la que debieran dar.

2. La capacidad de razonar: los niños pequeños suelen pensar en términos simples (o blanco o negro); en cambio, los adolescentes están aprendiendo a razonar conceptos más complejos, a percibir términos medios. Esta capacidad de razonar en creciente desarrollo es lo que les permite enfrentarse a conceptos más complejos y entenderlos. Sólo hay un inconveniente: esta capacidad puede hacer que también le enfrente a sus figuras de autoridad (padres, profesores,...) si consideran que están equivocados o que no es justa su decisión. 

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Entonces, ¿Qué podemos hacer?

- Charlar siempre que sea posible: hay que aprovechar aquellos momentos en los que están más relajados: cuando van juntos en el coche, cuando están haciendo alguna tarea en casa,... No le presiones para hablar, no le agobies. Elige bien el momento en que pueda estar más receptivo/a.

- Ir al grano: no tienes que tratar de razonar con tu hijo hasta que todo termine en una pelea. Dile lo que tengas que decirle y detente. Más tarde, cuando tu hijo se encuentre solo, reflexionará sobre el mensaje que le has transmitido. Dale tiempo para elaborar su reflexión.  

- Escuchar y ser flexibles: escucha con atención, no le interrumpas. Respeta su derecho a expresar su opinión y cuando respondas, se razonable.
Escuchar implica ir más allá de las palabras: está atento a su lenguaje corporal, a su expresión facial, al tono de voz,...todo esto te transmitirá información muy valiosa.
Una vez, tu hijo/a haya acabado de hablar, clarifica el problema y pregúntale para dejar claro lo sucedido. Intenta indagar para saber cómo se siente.
Si quiere hablar contigo, procura centrar toda tu atención en él/ella: deja el móvil o lo que estés haciendo porque seguro que puede esperar.
Si le impones reglas demasiado rígidas, tentarás a tu hijo a desobedecerlas. Establece un acuerdo común en cuanto a normas, horarios, responsabilidades,...

- Mantener la calma: Si no templas los nervios antes o durante la conversación, es probable que esto acabe en una pelea. En lugar de reaccionar de forma exagerada, demuéstrale a tu hijo que entiendes sus sentimientos. 
Evita frases como "Eso no es nada", "Vaya tontería", "No tiene importancia",... Para él/ella sí es importante: escúchale, intenta entender el motivo de su preocupación. Desarrolla como padre/madre tu capacidad de empatía  y ponte en el lugar de tu hijo/a.

- Dile que puede contar contigo para cualquier problema: acéptale incondicionalmente. Si transmites sorpresa o disgusto crearás una barrera que impedirá la comunicación.

- Si es posible, guía a tu hijo/a pero no le des la solución: la capacidad de razonar de los adolescentes debe ejercitarse. Cuanto tu hijo se enfrente a un problema, deja que lo resuelva él/ella, no lo hagas por él/ella. Analizad juntos el problema y dale la oportunidad de encontrar una solución por sí mismo. Dale tiempo para elegir la opción que cree adecuada. 

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